Víctor de Frutos vivió en Rosario hasta los ocho años de edad, de padres anadaluces, se trasladó a vivir en Madrid y posteriormente fue militar de alta graduación durante la Guerra Civil por la República.

Militante del Partido comunista, vecino del barrio de Carabanchel, escribió el libro Los que no perdieron la guerra. España 1936-1939 en sus últimos años de vida en la Argentina. Logró escaparse antes de la caída de la República, vivió y se formó políticamente en la URSS y combatió en la defensa de Moscú junto con un grupo de comunistas españoles.
Su libro relata su experiencia como miliciano en el cerco de los cuarteles de Cuatro vientos (Frutos los compara con Campo de Mayo), después como jefe del batallón primero de mayo, después como comandante de la Cuarta Brigada mixta en el Frente de Ciudad Universitaria hasta ser herido el 20 de febrero de 1937, después al mando de la segunda división del Ejército de Euskadi, para finalmente pasar al Ejército del Centro al mando de la 10 División de Maniobra.
Su texto con claras intenciones literarias es un recorrido por los diferentes frentes con un ritmo atrapante. Aunque su tono fuertemente partidario le obstaculiza señalar errores y criticas y su tono romántico evita una reflexión, su amplia experiencia personal y los relatos cotidianos de la lucha del Frente hacen de este libro de otro argentino más en funciones de dirección en la Guerra Civil española un libro importante aunque esté preñado de una impronta propagandística.
Su admiración por el Pérez Galdós de los Episodios Nacionales, le hace rescatar su forma literaria que se nota en la redacción haciendo amena su lectura.
Sobre los hechos posteriores al golpe del 18 de julio destaca que el ejército estaba en los cuarteles y el pueblo dominaba las calles. Esta postura más política que evita señalar la importancia de la llegada del armamento el mismo 19 de julio sería lo que le da potencia a las milicias en su enfrentamiento al ejército también posibilita mostrarle a Frutos como las milicias preparaban la resistencia al golpe con más de un mes de anticipación, lo cual seguramente era algo sabido por las fuerzas a sublevarse.
Destacó el hecho de su papel como comandante en la Ciudad Universitaria donde desde sus trincheras eran atosigados permanentemente por la cuña en la Ciudad Universitaria que habían logrado los rebeldes hasta llegar al Hospital Clínico (ver mapa). Frutos era responsable de la defensa de uno de los flancos frente al monumento (hoy desaparecido y que ocupa en su lugar el monumento a Simon Bolivar) a los mártires de cuba. En su defensa Frutos será herido y recibirá por esa acción la medalla de Honor (agradezco a Gefrema los mapas y foto del monumento a los mártires de Cuba).
Los que no perdieron la guerra. España 1936-1939. Editorial Oberón. Argentina. 1967.

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