La repercusión de la Guerra civil española en la Argentina (1936-1939). Víctor Trifone y Gustavo Svarzman. Centro editor de América Latina. 1993.


Un libro de divulgación interesante que resume de forma clara la importancia de la repercusión de la Guerra Civil española en Argentina. Aquí un resumen del libro:

Conmoción a las grandes masas. Numerosísima comunidad de españoles. Las instituciones que nuclean a los inmigrantes toman partido. La España leal es ampliamente mayoritaria. “El 90% de los residentes españoles eran republicanos.”
El gobierno argentino se verá involucrado y no podrá disimular sus simpatías.
El congreso del PEN club de intelectuales también refleja esa polémica entre liberales católicos y fascistas italianos.
Las derechas temen un incendio similar al español, Matías Sánchez Sorondo de los principales en impulsar esta idea.
La jerarquía eclesiástica sugiere medidas para evitar el contagio y la infiltración y también son activos propulsores de la solidaridad con el bando rebelde.
Los radicales son antifascistas por convicción y principios, aunque la radicalización del gobierno republicano los hace desconfiar y dan un apoyo a medias.
Los socialistas y comunistas son republicanos decididos. La sombra del gobernador filo fascista Manuel Fresco justifica la línea frente populista del comunismo. Las organizaciones sobreras también son decididamente republicanas. Dos de sus máximos dirigentes son españoles, José Domenech (ferroviario) y Francisco Pérez Leirós (empleados municipales). Los intelectuales de derecha resaltan las virtudes del nuevo estado español, Carlos Ibarguren, Manuel Gálvez, Vicente Sierra, Leopoldo Marechal. En el Ejército tienen miedo al Azaña argentino que abra las puertas al comunismo.
Cita una frase de Perón de agosto de 1945 en el colegio militar: “Si nosotros no hacemos la revolución pacífica, el pueblo hará la revolución violenta. Pienso en España”.
El tema de la Guerra Civil será uno de los acontecimientos que más preocupa a los argentinos sino el que más. Ríos de tinta correrán en la Argentina sobre la guerra civil. Ambos bandos comprenderán pronto que en Buenos Aires también se combate por España. Los republicanos tendrán embajadores de primer nivel como Felipe Jiménez de Asúa y Angél Ossorio y Gallardo.
El abogado vasco Juan Pablo Lojendio es el representante de los franquistas.
A la Argentina viajarán en medio de la guerra Millán Astray a mediados de 1937, Leopoldo Calvo Sotelo en abril de 1938, Indalecio Prieto en enero de 1939,. Del lado Argentino viajarán Matías Sánchez Sorondo en marzo de 1937 a España, y también Monseñor Gustavo Franceschi en abril de 1937. Raúl Damonte Taborda viajo varias veces a España, hijo de Natalio Botana y padre del escritor argentino Copi, Raúl González Tuñón ira al congreso de Intelectuales Antifascistas, Lisandro de la Torre entre otros.
Cada uno de los “bandos” tendrá su propia mística, y realizarán actos permanentemente en todo el país. Las colectas y actos eran permanentes, el Luna Park se llenaba todas las semanas con motivo de la Guerra Civil.
Se tiene la convicción que en España está en juego algo más que el gobierno de un país. Casi nadie es indiferente. El reconocimiento argentino del gobierno franquista es hecho un mes antes de la caída definitiva de Madrid siguiendo la misma política británica.
Los ecos de la contienda no terminan con la guerra y continúan a través de la prensa, los exiliados, y los partidos políticos. Claudio Sánchez Albornoz y Alfonso Castelao en el exilio en Argentina formarán parte del gobierno del exilio republicano. Joseph Tarradelas, José Aguirre serán otros de los exiliados importantes.
En Argentina se publicarán durante la guerra Correo de Asturias, La nueva España, Galicia y España Republicana, y los franquistas Arriba y Falange Española.
Argentina ocupo el segundo lugar detrás de Suecia en a ayuda a la España leal en relación a la cantidad de habitantes (sin contar México y la URSS).

El Comité de inmigración vasca logra hacer llegar a varios jugadores de futbol españoles para incorporarse a clubes argentinos.
Empresas españolas como CHADOPYF realiza el subte Retiro-Constitución, y fueron aportantes de las campaña profranquistas. Lo mismo que la CHADE que es la encargada de la energía de los porteños. En las letras la influencia hispana es enorme lo mismo que en el espectáculo las compañías Margarita Xirgu y Lola Membrives.
En el parlamento también se el debate sobre España. Sánchez Sorondo propicia en agosto de 1936 el reconocimiento del gobierno de Burgos.
La Nación, La Prensa y La Razón fueron medios afines a los sublevados aunque con matices entre ellos. La fronda fue un elemento de propaganda fascista directa. Critica siempre fue incondicional de la cusa republicana y combina sus buenas relaciones con el gobierno con el apoyo a la institucionalidad española. La Vanguardia socialista fue un difusor permanentes de todos los apoyos posibles a la causa republicana. El Centro catalán juega abiertamente a favor de la causa franquista.
Los nacionalistas tuvieron en España un modelo a imitar, su antiliberalismo, redescubrimiento de lo hispano,, marcado catolicismo, desprecio por las formas democráticas y ver al yrigoyenismo como la Quinta Columna del comunismo. Franceschi Y Meinville rechazaban el nazismo por anticatólico pero admiraban a Franco. El diario Clarinada fue un vehículo más de los nacionalista más pronazis. Otro era Crisol. El 24 de enero de 1937 se reunieron en el Luna Park los admiradores del fascio italiano. Pocas veces la Iglesia Argentina intervino con tanta decisión en una cuestión de neto corte político como en ocasión de la Guerra Civil Española. Héctor Colmegna fue un médico católico argentino que se incorporó al Ejército sublevado. Los militares no tienen dudas en apoyar a Franco. El Círculo Militar va a adherir públicamente a una manifestación realizada en junio de 1937.
Lisandro de la Torre fue un activo participante de la causa republicana. El radicalismo según sus vertientes, apoyo o es neutral El ala sabatinista es neutral. Los socialista tienen un apoyo prudente con un tono moderado y prolijo que no les afecte su política interna. Los comunistas son los que dan un apoyo más militante. La mayoría, por no decir la totalidad de los militares apoyaron la cusa de los sublevados, pero existió el caso de José Frontera ex capitán que colaboró con Miaja y Rojo en la Defensa de Madrid y escribió diariamente en el diario Critica sobre aspectos militares de la guerra. Monseñor D´Andrea será de los pocos sacerdotes que apoyan la causa republicana.
Por los anarquistas Durruti habría realizado el robo al Banco Provincia de San Martín con apoyo de Horacio Badaraco quien será periodista de Solidaridad Obrera en Barcelona., otros relacionados a la argentina anarquistas fueron Diego Abad de Santillán y Simon Radoxitzky. También afirma el libro que la revista Sur fue republicana, cosa que en esta página hemos mostrado pruebas de lo contrario. La afirmación se basa entre otros en la publicación de los artículos de Maritain favorable a la República y los ataques de la derecha a Victoria Ocampo.
El comunismo aporto mucho militantes a las fuerzas del Ejército Republicano, aquí se mencionan José Beloui, Jesús Manzanelli, Fanny Edelman, Raquel Lebensohn, Max Rosen, Ángel Ortelli, Salomón Elguer, Max Doppler, Mayorga, Alejandro Onofrio, Fontenla, y Benigno Moskovsky. El trotkismo también participó con las figuras de Hipólito Etchevere y Mika Feldman. Dardo Cuneo como periodista, José Gabriel corresponsal de Crítica, Ramón Prieto anarquista, Luis Alberto Quesada de las JSU. También se menciona brevemente a Victorio Codovilla representante de la Komintern en España desde 1932 hasta agosto de 1937. Se menciona a los neutrales principistas de FORJA.
Para terminar el libro menciona la preocupación del gobierno argentino en la llegada masiva de emigrantes republicanos y se ponen restringiendo el ingreso de españoles.
Ningún voluntario argentino con antecedentes políticos o policiales pudo regresar en forma legal.

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